Mantener una casa a la temperatura idónea en cada estación climática es complicado. Poner la calefacción o el aire acondicionado para conseguirlo, supone un gasto energético muy elevado, y tenemos que seguir una serie de consejos si queremos ahorrar dinero. Pero para evitar esta situación, podemos optar por las Passivhaus.
La Passivhaus o la casa pasiva, es un tipo de construcción creada según unas métricas específicas, que busca evitar al máximo el consumo energético. De esta manera, con un precio algo por encima de las casas normales, un ahorro de energía de entre el 70 y el 90 por ciento nos permite amortizar la inversión en unos 8 o 10 años.
Este estándar de arquitectura, nació en Alemania a principios de los años 90 y, desde entonces, se ha convertido en un éxito por su capacidad para mantener el confort climático en la casa sin apenas gasto energético.
Desde Atrio Inmobiliaria, apostamos por la eficiencia energética de nuestras viviendas y queremos iniciarnos en el mundo de las casas pasivas en Burgos en colaboración con la empresa de construcción y reformas Emmepolis. Por eso, te vamos a dar todas las claves para que conozcas este modelo de construcción.
Los principios básicos del Passivhaus
La filosofía de las casas pasivas se basa en seis principios clave que se aplican a cada edificación:
1.El diseño
El diseño inicial de una Passivhaus tiene que tener en cuenta el estudio de varios factores. En primer lugar, está la orientación de la casa: una buena orientación permitirá que los rayos de sol incidan durante más tiempo en la superficie de la vivienda, aumentando el aprovechamiento calorífico para los meses de invierno y las horas de luz natural.
Por otro lado, la estructura de una fachada compacta también permite reducir las pérdidas de calor del edificio, manteniendo la temperatura constante. Igualmente, una fachada que refleje los rayos del sol, será muy útil para verano donde no necesitaremos que el calor entre en nuestra casa.
2. El aislamiento térmico
Para mantener una temperatura de confort óptima en cualquier época del año, es importante que la vivienda tenga un aislamiento térmico adecuado. Dependiendo del clima de la ciudad, se construirá el aislamiento con un determinado espesor para que la eficiencia energética sea la máxima posible.
Asimismo, la instalación de puertas y ventanas de las Passivhaus también irá en la línea de preservar el máximo hermetismo posible en el interior de la casa. Las ventanas han de ser de doble o de triple vidrio rellenas de gases nobles que mejoren las propiedades térmicas. Lo que se trata es de que, sobre todo en invierno, el calor generado no se escape del hogar y así, evitar utilizar tanto la calefacción como el aire acondicionado.
3. El recuperador de calor
Las casas pasivas también cuentan con una estructura basada en la inercia térmica: la capacidad de absorber y mantener el calor para luego ir desprendiéndolo poco a poco. Así, elementos como el granito, el hormigón o la madera son materiales con gran inercia térmica. De esta forma, son capaces de recoger el calor que reciben de los rayos del sol por la orientación de la casa y emitirlo durante la noche para que la temperatura sea la misma. Algo que en Burgos puede venir muy bien.
4. La ausencia de puentes térmicos
Los puentes térmicos se definen como aquellos puntos de la envolvente de una construcción por donde traspasa mayor cantidad de energía que la que debería circular. Un puente térmico produce que el calor se escape de la casa de manera mucho más sencilla, y hará que los puntos fríos sean un foco idóneo para la aparición de humedades.
El estándar Passivhaus trata de minimizar al máximo estas estructuras, garantizando un reparto por igual de la energía y del calor en todos los rincones de la vivienda. Los materiales conductores del calor como la madera, son idóneos para evitar los puentes térmicos.
5. La hermeticidad
Dado el gran aislamiento del que se componen las casas pasivas, es muy importante que las juntas de la construcción estén bien selladas y sean herméticas. De esta manera, las infiltraciones de aire no deseado serán mínimas y se garantizará una ventilación adecuada en todo el edificio.
Con la presencia de un intercambiador térmico, el aire limpio recupera el calor del aire sucio en invierno, y en verano realiza el proceso a la inversa, manteniendo caliente o fría la vivienda dependiendo del clima que haya en el exterior.
6. La ventilación
Pese al hermetismo que caracteriza a la filosofía Passivhaus, la ventilación es uno de los aspectos más importantes. Por eso, se utiliza un sistema de ventilación controlada mecánica que se encarga de filtrar el aire sucio de la vivienda y devolverlo dentro una vez renovado. Así, elimina todas las sustancias nocivas para la salud de las personas como el CO2 y otros gases, y evita la entrada de aire polinizado o contaminado del exterior, especialmente en las ciudades.
Esta ventilación mecanizada es ideal para aquellas personas con alergias o problemas respiratorios, porque apenas entran en contacto con aire perjudicial para su salud.
En definitiva, las casas pasivas suponen un importante beneficio tanto para el medio ambiente, como para la economía doméstica y para la salud de sus habitantes. En Burgos ya estamos empezando a apostar por ellas.