préstamos hipotecarios

El préstamo hipotecario es un producto bancario que permite a la persona que lo ha solicitado, recibir una determinada cantidad de dinero de una entidad prestamista con el compromiso de devolver esa cantidad más unos intereses correspondientes, en pagos fraccionados.

Los préstamos hipotecarios se conceden especialmente para la compra de una vivienda, de solares, de fincas rústicas o de otros inmuebles de carácter urbano como los locales comerciales.

Así, los más habituales son para la compra de una casa ya que concentran el 60,9% de estos créditos, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En total, fueron 20.747 las hipotecas constituidas sobre viviendas en el año 2016, lo que ha supuesto un aumento del 6,9% respecto a las de 2015.

Dado que, como hemos visto, los préstamos hipotecarios son muy comunes a la hora de comprar casa, en Atrio Inmobiliaria te explicamos qué tipos de préstamos bancarios existen.

Hipotecas según el tipo de interés

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Existen tres tipos de préstamos bancarios según el tipo de interés:

  • Fijo: en este caso, el tipo de interés no varía durante todo el plazo de devolución de la hipoteca. Esta opción es recomendable que sea muy bien estudiada a largo plazo antes de aceptarla porque suele tener costes muy altos para compensar el riesgo del tipo de interés.
  • Variable: aquí, el interés varía en algún momento del crédito hipotecario. Es el más común en nuestro país y, en la mayoría de los casos, varía entre los seis primeros meses y el primer año y es mayor que en el segundo período. El resto del préstamo bancario suele ser a interés fijo.
  • Mixto: por el contrario, en el préstamo hipotecario de tipo mixto, el interés se mantiene fijo durante el período inicial superior a un año y a continuación es variable.

 

Hipotecas según el tipo de cuota

La cuota es la cantidad de dinero que se paga mensualmente con el préstamo. Así, también se pueden clasificar las hipotecas según el tipo de cuota:

  • Cuota constante o fija: este sistema hipotecario de cuota es el más habitual en nuestro país. Se compone de una parte de capital de amortización y otra de intereses. En el primer año se caracteriza porque se pagan más intereses que la parte del amortizado, pero esto va cambiando con el paso del tiempo.
  • Cuota blindada: mantiene siempre la misma cantidad de pago, pase lo que pase con los intereses. Lo único que, si estos aumentan o disminuyen, el número de plazos para pagar la hipoteca aumentará o disminuirá también pero siempre con la misma cantidad.
  • Cuota final: consiste en que se guarda una parte del capital (aproximadamente ronda el 30%) para pagarlo en el último plazo. La cuota total acaba siendo menor, pero tiene más intereses porque se aplican más sobre la cuota final. Además, hay que tener en cuenta que hay que ir ahorrando para disponer de esa cantidad al final de los plazos.
  • Cuota creciente: como su propio nombre indica, esta cuota va creciendo año tras año en un 1 o 2% y también dependiendo de la fluctuación del interés. Las primeras cuotas serán bastante bajas, pero al ir creciendo la cantidad se irá notando.
  • Solo intereses (interest only en inglés): esta cuota es la menos habitual y la más peculiar. Se trata de que, en los plazos de pago, solo se abonan los intereses. De este modo, cuando se hayan terminado toca pagar el total del préstamo, o bien, vender la casa para hacer frente a la deuda.

 

Otros factores a tener en cuenta antes de contratar préstamos hipotecarios

Una vez conocidos los tipos de hipotecas que existen, también conviene analizar otros factores antes de su contratación:

 

El importe del préstamo

Es importante comprobar antes de solicitar un préstamo que se van a poder pagar los intereses contratados. Para ello, puedes pedir al banco que te haga una simulación del gasto con diferentes subidas del tipo de interés.

Igualmente, la entidad de crédito también te puede indicar hasta qué cantidad de dinero tienes posibilidad de pagar y cuánta financiación te va a conceder. Lo habitual es que los bancos entreguen el 80% del importe de la casa, pero dependiendo de otras circunstancias, como si se trata de una primera vivienda o de una primera hipoteca o los ingresos, te pueden conceder más o menos.

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La moneda

Aunque lo habitual es contratar un préstamo en la moneda oficial de país, también se puede hacer en divisas extranjeras. Esto normalmente supone una reducción de intereses, pero hay que tener en cuenta las variaciones de la moneda.

Y es que, si lo contratamos en una divisa extranjera que con el tiempo sube respecto al euro, las cuotas en euros también subirán. Por eso es muy importante ser consciente de estos riesgos antes de contratar este tipo de préstamo.

 

El plazo de amortización

Las hipotecas normalmente se contratan por un plazo de unos 40 o 50 años dada la elevada cantidad de dinero pedida al banco. Por eso, cuántos más plazos tenga, más se tardará en pagar, pero menores serán las cuotas mensuales.

Sin embargo, si el préstamo está contratado a interés variable o en moneda extranjera, cuánto más largo sea, más riesgo existe de que suban los tipos de interés y termines pagando más dinero.

Ante todo, es muy importante que analices detenidamente el préstamo que vas a solicitar y las repercusiones que va a tener sobre tu futuro. Como ves, es casi una inversión de por vida así que tiene que estar adecuado a tu situación personal.

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